October Big Day 2024 — Santo Domingo y Batuco

El sábado 12 de octubre fue el October Big Day, evento que consiste en observar aves en todo el mundo, intentando registrar en eBird la mayor cantidad dentro de 24 h. Como ya es tradición, y al igual que en años anteriores, había que salir en esta nueva oportunidad, que es la excusa perfecta para pajarear todo el día. En esta ocasión me pudo acompañar Aina, vieja amiga observadora de aves, aunque por otro lado me tocó dejar la moto en casa (más sobre eso abajo).

Ilustradora: Bárbara Palma (vamosavolar)

El despertador sonó a las 5:45, más tarde de lo usual, y luego de todo lo que han sido estos últimos días, fue particularmente duro levantarme. Aquí aprovecharé de entrelazar, brevemente, parte de lo que ha ocurrido relacionado a las aves y que me ha tenido bien cansado este mes: el Congreso Chileno de Ornitología 2024 (CCO 2024) y unas actividades en la semana de la ciencia en un colegio de Curicó.

Anteriormente…

Entre el 2 y el 4 de octubre se realizó el Congreso Chileno de Ornitología 2024 en San Vicente de Tagua Tagua. Fue mi primera oportunidad asistiendo a un congreso, donde pude presentar dos pósters realizados con dos excelentes equipos de trabajo. Además, al lado del recinto existe una muy buena heladería, así que fueron tres días de mucho helado artesanal, jejeje.

Más cercano al presente fue una ruta en moto a Curicó junto a mi amigo Pedro, motociclista y pajarero. Era la primera vez que Pedro hacía una ruta tan larga, y recordé mi primera ruta cuando crucé la región del Maule hacia el sur, cuando fui a la Araucanía el 2019, pero ahora iba con buena compañía, jeje. Presentaríamos una charla sobre las aves urbanas en un colegio frente a unas 400 estudiantes (oh no, mucha gente), además de una salida de observación de aves al cerro Carlos Condell (con 20 de ellas). Todo salió muy bien, aunque fue algo agotador, teniendo que recorrer 378 km por la autopista con llovizna incluída. Aún peor, detecté una pequeñísima espina pinchando mi neumático delantero, ahí entendí que mi idea de que “algo raro tiene la dirección…” no era tan loca. Una simple prueba con algo de agua me mostró una filtración de aire extremadamente menor, pero existente, por lo que volvimos a Santiago con cautela, ya que al día siguiente…

De vuelta al Big Day

Levantarse fue terrible, pero hay cosas que hay que hacer, principalmente observar aves, jeje. Además que los últimos días han estado bastante interesantes en la región de Valparaíso, donde desde hace algunos días han estado observando dos aves raras para el país: un cortarramas (Phytotoma rutila) en Santo Domingo y una pitanguá (Megarynchus pitangua) en Quilpué, así que optamos elegir uno de los dos para intentar observarlo durante nuestra gran jornada.

Partimos a las 7:00 rumbo a la desembocadura del río Maipo, tomando la Ruta 78 hasta Leyda y luego la G-904. Aquí nos llevamos la primera sorpresa, ya que el embalse Leyda estaba lleno de agua y muchas aves comenzaban su día en medio de la bruma de la mañana. La idea era detenerse un par de minutos (que resultó ser una hora, típica detención a observar aves), aunque nos sirvió para registrar 33 especies en el lugar, entre ellas un tordo (Curaeus curaeus) juntando material para su nido bajo un eucalipto y un fugaz picaflor gigante (Patagona gigas).

Embalse Leyda repleto de agua.
Tordo (C. curaeus) juntando barro y hojas para su nido.

Ninguno de los dos había desayunado, Aina ni siquiera trajo cámara o mochila, salió con los puros binoculares y las ganas (además de café). Por otro lado, yo llevaba los binoculares, scope, cámara y micrófono… Y torta curicana del día anterior, un gran desayuno.

En la desembocadura del río Maipo nos encontramos con el portón del parque cerrado, aunque afortunadamente a los pocos minutos lo abrieron. El día nublado estaba fresco para caminar, muchas aves cantaban anunciando la primavera. Nos encontramos con varios observadores, entre ellos algunos viejos conocidos de la ROC, quienes también estaban atentos al cortarramas y a su canto, que es muy similar al de una especie hermana, la rara (Phytotoma rara), y que causó algo de dificultad al momento de encontrarla. La escuchamos rápidamente, pero verla (y tomar una pésima foto) tomó más de media hora tratando de ver a través del follaje.

Cortarramas (P. rutila), que sólo posó unos segundos “a plena vista”.
Un lagarto chillón (Liolaemus chiliensis) tomando el poco sol que había.
(Esperen… volvamos a las aves)
Codorniz (Callipepla californica) atenta a su alrededor.
Un pequeño chercán común (Troglodytes aedon) anunciando que es el rey del lugar.

Pudimos ver unas 40 especies más en el humedal, además del mar, lo cual siempre es una visión que aprecio mucho. Pasamos rápidamente al Café Boreal, que queda en Santo Domingo, para tratar de reponer energías, sumar al conteo una bandurria (Theristicus melanopis) que voló sobre el lugar, y decidir hacia donde continuar (se repite el escenario de que, al menos en mis Big Day, nunca hay un plan). Optamos por continuar con la laguna de Batuco, en la Región Metropolitana, pero no por la ruta que sugiere el Maps, sino que por la cuesta Lo Prado.

Me preguntaron si valdría la pena pasar por la cuesta Zapata, pero, recordando la vez que visité cuatro cuestas el mismo día, comenté que definitivamente no nos perdíamos de mucho si no la visitábamos.

Al acercarnos a la cuesta Lo Prado desde el poniente, notamos que la cantidad de vehículos era mínima, cosa que hizo más tranquila y segura la subida por el zigzag de curvas hasta el punto más alto. A medida que ascendíamos, aves cantaban por todos lados, las flores teñían las laderas de colores amarillos y blancos, y aumentaba la humedad ambiente.

Calceolaria corymbosa
Mitique (Podanthus mitiqui)

Nuevamente la idea era parar un rato (¡que otra vez resultó ser una hora!), y definitivamente valió la pena, ya que vimos una decena de especies de aves, entre ellas una pareja de aguiluchos (Geranoaetus polyosoma), perdiz chilena (Nothoprocta perdicaria) y también un cóndor (Vultur gryphus).

El cóndor (V. gryphus) pasa sobre la cuesta Lo Prado.

El camino hasta Batuco fue rápido y el hambre nos hacía pensar en las empanadas que nos esperaban, o eso creíamos, ya que todo estaba cerrado a las 17:00 cuando llegamos a la laguna. Aquí fue cuando el scope se lució, ya que nos permitió sumar muchas especies que estaban muy lejos en el espejo de agua: cisne de cuello negro (Cygnus melancoryphus), cuervo de pantano (Plegadis chihi), e incluso un nuco (Asio flammeus) en el sector.

De regreso a Santiago pensábamos en qué nos podía estar faltando… ¡no habíamos visto palomas ni cotorras en todo el día! Afortunadamente logramos ver ambas especies para cerrar el día antes de que se nos fuera la luz.

¡Al final logramos observar 86 especies! Además de ver al cortarramas entre ellas (¡mi especie nº 250 en la vida!), así que definitivamente fue una excelente jornada de pajareo. Nuestro anterior récord juntos eran 80 especies (GBD 2022) y mi récord personal fue en el OBD del año pasado, con 87 especies.

Me alegro de que este gran día de pajareo haya salido bien, con muchas aves y la buena compañía de Aina. Espero que el próximo año podamos disfrutar nuevamente de las aves en el Global Big Day de mayo. Quién sabe, tal vez hagamos una ruta más completa… ¡con un buen desayuno!

Reporte pajarero en eBird aquí

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